lunes, junio 18, 2007

JULIANE KOEPCKE, DE VISITA EN PARAGUAY


Hace casi 36 años, cuando era una estudiante de secundaria, la historia de Juliane Koepcke fascinó al mundo: el avión en el que viajaba explotó a más de tres mil metros de altura y ella no solo sobrevivió a la caída; herida y sin comer también logró salir con vida de la selva amazónica gracias a una combinación de sus propios conocimientos, la esperanza y la convicción de que hay que terminar lo que se empieza. De visita en Paraguay, volvió a recordar su proeza para ABC Color.

Juliane Koepcke visitó ayer el colegio Gutenberg y allí relató su historia a ABC Color. Después de 35 años afirma que se salvó gracias a que nunca perdió las esperanzas.

“La tragedia sucedió el 24 de diciembre de 1971, hace más de 35 años”, comienza contando Koepcke, limeña de nacimiento, hija de científicos alemanes, sentada en una oficina del colegio Gutenberg. “Yo había terminado el colegio y el 23 de diciembre tuvimos la fiesta de promoción. Yo quería pasar los tres meses de vacaciones con mis padres, que tenían una estación biológica en plena selva virgen. La línea aérea que usábamos normalmente estaba llena y por eso tomamos pasajes de Lansa, que en ese tiempo ya no era confiable; tenía tres aviones y dos ya se habían caído y por eso mi papá le había pedido a mi mamá que no voláramos con Lansa”.
La tragedia no tardaría en desatarse. Koepcke recuerda que el vuelo, con más de 90 pasajeros, salió con retraso y después le comentaron que el avión tenía también problemas técnicos y no era adecuado para volar sobre la jungla. “El vuelo entre Lima y Pucallpa debía durar cincuenta minutos y a los treinta minutos de vuelo se comenzó a nublar el cielo. Fue una tempestad enorme, el cielo se puso completamente negro. Hubiera sido posible regresar a Lima o desviar, pero como era Navidad todos querían llegar junto a sus familias. Seguramente el piloto pensó igual, quiso pasar la tempestad y se metió de frente a la tormenta. Y eso fue lo que no soportó el avión. Volamos un cuarto de hora, pasando por nubes gigantes. El avión se movía horriblemente y todas las cosas se caían de los depósitos. De repente vi una luz bien fuerte en el ala derecha, parece que un relámpago entró en la hélice. El avión perdió el equilibrio y comenzó a caer. Yo estaba sentada en la penúltima fila. El avión se quebró y yo me encontré de un momento a otro fuera. Todo sucedió a tres mil metros de altura”, cuenta.

Una escena del documental “Alas de esperanza”, del alemán Wener Herzog. Juliane volvió al sitio donde cayó el avión, para narrar su historia de supervivencia.
Recuerda también que el avión caía en forma vertical y las turbinas hacían un ruido tremendo. “Yo me estaba colgando debajo de la fila de asientos y como tenía el cinturón abrochado, me pegué al asiento. No me caí sola, sino con el asiento encima mío como un paracaídas. Mi mamá, que viajaba conmigo desapareció. Me desmayé, y recién muchas horas después me desperté. No sé cómo pasó todo esto, supongo que el asiento dio la vuelta y cuando chocamos contra las copas de los árboles el asiento me ayudó a amortiguar el choque con los árboles y el suelo. Cuando desperté el asiento estaba encima mío y no me había apretado. Tuve pocas heridas: solamente la clavícula derecha se me había roto y tenía algunos cortes profundos en la pierna y uno de los ligamentos de la rodilla se me había roto, pero eso yo no lo sabía. Dicen que es dolorosísimo, pero yo no sentí nada. Todos esos días que yo caminé por la selva no sabía que tenía esa herida”, relata.

LA JUNGLA
La jungla con la que se encontró Juliane tenía las mismas características que la de la estación biológica de sus padres, donde ella había vivido por un año y medio. Eso fue fundamental para su supervivencia, ya que conocía la vegetación y a los animales. Asegura que sabía que no era tan peligroso como cualquiera creería, sobre todo alguien de ciudad. “Yo sabía cómo me tenía que comportar en ese bosque -dice con convicción-. Busqué primero muchas horas a mi mamá o a otras personas; gritaba, llamaba y no había nadie. Cuando el mareo me dejó un poco y pude caminar encontré un manantial, de donde brotaba un poco de agua. Me acordaba de que mi papá me había dicho que si te pierdes en el monte y no puedes salir, porque los árboles son uno igual que otro, entonces tienes que encontrar agua que corre y seguir la corriente, porque los riachuelos desembocan en quebradas (arroyos o riachuelos) más grandes y después de cierto tiempo en ríos y ahí se puede encontrar ayuda. En eso pensé y decidí salir a buscar ayuda. Lo que no sabía es que era una zona totalmente deshabitada. Felizmente no lo sabía porque si no, hubiera perdido el ánimo”.

Entonces llegó la noche y Juliane buscó un barranco para protegerse. Al día siguiente la despertó la lluvia y bebió agua de las hojas. Siguió el rumbo del riachuelo y después de unos días se encontró con un desagradable cuadro: una fila de asientos con muertos que se habían sumergido en el suelo con una fuerza inmensa.

Al tercer día de la caída se le había acabado su único alimento: unos caramelos que encontró donde había caído el avión. Cuenta que a partir de allí no volvió a comer absolutamente nada; ni siquiera encontró frutos silvestres, a excepción de uno, que era venenoso. En los primeros días pudo escuchar también el sonido de avionetas y helicópteros que buscaban sobrevivientes, pero no podía hacer nada, porque la vegetación era cerrada. Una semana después de la caída suspendieron la búsqueda y ella se dijo: - “Ahora tú misma tienes que arreglarte, con tus propias fuerzas”.

“Después de cuatro o cinco días encontré un río más grande. Antes de llegar sabía que iba a encontrar un río más grande, porque había escuchado a un pájaro que solo vive a orillas de un río despejado. Había un montón de lagartos y yo sabía que no son tan peligrosos como se dice. Y cuando yo nadaba en el río veía que se alejaban. Encontré animales salvajes que eran muy mansos, y ahí me di cuenta de que no había habitantes en la zona, porque esos animales son muy perseguidos, se encuentran adentro, en el monte y huyen cuando ven a alguien. Al décimo día no me podía mover, solo nadar en el río”, cuenta.

Ese día se tiró a descansar en la arena y al despertarse vio un bote y pensó que estaba alucinando. Luego encontró un precario refugio donde se guardaba el motor del bote y un tanque con gasolina, que se derramó en la herida agusanada que tenía en la clavícula. “Ahí me quedé y fue la única noche que pude dormir más o menos bien. Me tapé y pasé una noche regular. Al día siguiente quería seguir, pero llovía fuerte y me quedé hasta la tarde. De repente escuché voces humanas, que sonaban como voces de ángeles. Salieron tres hombres del bosque, que eran cazadores y madereros; otra casualidad increíble porque ellos iban ahí cada tres semanas y ese día no iban a ir, pero fueron porque llovía mucho. Primero se asustaron mucho, pensaron que yo era una diosa de agua (un ser mitológico). Les dije que yo era sobreviviente del avión, me dieron de comer, me llevaron en su bote río abajo y más o menos diez horas después estábamos en un puesto de salud donde me inyectaron antibióticos. De ahí me llevaron a una estación misionera, donde la gente se ocupó de mí, me curaron, me dieron fuerza, con mucho amor me curaron. Estuve ahí tres semanas”, afirma.

Hoy recuerda que durante sus días en la jungla, casi once, no sintió el dolor ni las heridas, pero cuando pudo acostarse en una cama la pierna lastimada se le hinchó completamente y la fiebre trepó a los cuarenta grados. Su cuerpo se rindió, porque ya no tenía la responsabilidad de sobrevivir. “En todo ese tiempo no tuve miedo, ni pánico. Tenía un golpe fuerte en la cabeza, pero nunca me dejó la fe, recé bastante y eso me ayudó mucho. Dios me dio la fuerza para no perder el ánimo. Lo único que me dio miedo era la posibilidad de perder el brazo por la herida agusanada, pero nunca pensé que iba a morir ahí. Sabía que iba a salir”, afirma.
Hoy cree que su supervivencia fue un milagro grande. “Creo que Dios me escogió. ¿Por qué solamente yo sobreviví, la única de 92 personas? Fue también gracias a las experiencias que tuve antes: que yo conocía la selva y gracias a la forma en que caí. A que no tuve miedo y a mis fuerzas internas”.

“Mi papá también tenía esa forma de llegar a la meta: demoró un año, en 1949, en llegar, a pie, de Recife (Brasil) a Perú. Esa fuerza de terminar una cosa comenzada la heredé de él”.

“Fueron muchas cosas juntas. Algunas veces llegué a sentir que todo daba igual, pero una voz interna me decía: tienes que avanzar y lo hice”.


viernes, junio 15, 2007

Imágenes de 3D y 4D

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Embrioscopia y fetoscopia


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miércoles, junio 13, 2007

Más de las tres cuartas partes de la población nicaragüense le da una rotunda negativa a la práctica del aborto

Nicaragua unida contra el llamado aborto “terapéutico”

Más de las tres cuartas partes de la población nicaragüense le da una rotunda negativa a la práctica del aborto y desean que se mantenga una sanción penal sobre este crimen. La encuesta fue realizada por la firma M&R Consultores y publicada el 24 de Abril en el diario La Prensa de la ciudad de Managua. El tamaño de la muestra fue de 1,600 personas a nivel nacional y abarcó varios aspectos de los primeros cien días de la gestión del Presidente Daniel Ortega.

A pesar de toda una intensa prédica feminista que recurrió al desgastado argumento de contraponer la vida de la madre a la del niño por nacer, la gran mayoría de los nicaragüenses mostró una sólida opción por la vida. Los resultados más saltantes de esa consulta popular fueron:


“Aunque lo llamen “terapéutico”, el aborto es un crimen”.
Ver artículo más abajo

• Ante la pregunta especifica sobre si debía mantenerse penalizado el aborto terapéutico, el 69% de los encuestados respondió que sí .
• 70.2% respondió que no se debía autorizar aunque se tratase de un embarazo de alto riesgo y mas bien debía asegurarse la vida de madre e hijo.
• 68.7% opinó que tampoco debe autorizarse el aborto en caso de violación.

Este sentir popular coincide plenamente con lo expuesto por los representantes de la Asociación Médica Nicaragüense ante la Corte Suprema de Justicia en Marzo de este año. En esa oportunidad los Dres. Rafael Cabrera y Erwin Rodríguez, en representación del gremio médico, afirmaron ante los magistrados “que no existe una situación, en la practica médica actual, donde la vida humana, desde el momento de la concepción, deba ser intencionalmente destruida por medio del aborto con el propósito de salvar la vida de la madre. Un medico debe hacer todo lo posible para salvar la vida de ambos pacientes, madre e hijo. Jamás debe intentar la muerte de alguno de ellos”. Agregaron además que no hay por qué recurrir a la eliminación premeditada del niño debido al estado actual de la tecnología disponible aún en un país pobre como Nicaragua. Dejaron claro que optar por un aborto es producto de una mediocre labor profesional y una falta de respeto a la vida humana.

A continuación reproducimos el cuadro que fuera el centro de esa brillante exposición en la cual enumeraron todas las emergencias médicas que se utilizan como excusas para exigir que los abortos sean realizados para “salvar la vida de las mujeres”.

Entidad
Casos en donde corre peligro la vida de la mujer.

Protocolo
(lo que el medico debería hacer en este caso)

  • Insuficiencia renal crónica avanzada.
  • Mujeres en diálisis
  • Insuficiencia cardiaca congestiva-Clase funcional –III-IV
  • Insuficiencia hepática crónica
  • Insuficiencia respiratoria
  • Insuficiencia respiratoria demostrada por la existencia de una presión parcial de oxígeno menor de 50 mm de mercurio y saturación de O2 en sangre menor de 65%.
El aborto no es una necesidad para tratar a la paciente. Los pacientes pueden ser tratadas hospitalizadas y de ser necesario estar en Unidad de Cuidados Intensivos. También se puede aplicar principio de doble efecto. Es decir, se puede aplicar un tratamiento y si a consecuencia de éste muere el bebé, no hay problema moral. Se trataría de una pérdida involuntaria y no de un aborto.
  • Embarazo ectópico no roto
  • Corioamnionitis
  • Mola hidatidiforme
No hay duda que se debe terminar el embarazo. Lo que se busca es extraer la placenta y sus membranas asociadas, porque están imposibilitadas de cumplir la función de proteger al bebé (salvo en el caso de la mola en el que ni siquiera hay feto). Lo que se realiza técnicamente no es un aborto sino una intervención sobre la madre.
  • Hipertensión arterial severa
  • Neoplasia maligna del aparato gastro-intestinal
  • Antecedente demostrado de psicosis puerperal
  • Lupus eritematoso con daño renal severo
  • Síndrome de hiperestimulación ovárica severa
  • Cáncer de cerviz invasivo
  • Otros canceres ginecológicos que requieran quimioterapia o radioterapia
  • Diabetes mellitus avanzada
  • Neoplasias malignas a nivel del sistema nervioso central
  • Situaciones clínicas especificas que pudieran causar repercusiones en la salud mental
El embarazo no pone en riesgo la vida de la madre. En la casi totalidad de estos casos, el tratamiento para estas entidades no termina con la gestación.
Todas estas complicaciones se resuelven mediante Actos Terapéuticos y no a través de abortos directos o provocados intencionalmente.
Feto inviable en vida extrauterinaEste es el aborto eugenésico (de contrabando)

Cardenal Obando sale al paso de la desinformación

Cardenal Miguel Obando y Carlos Polo, Director de la Oficina para América Latina del PRI.

El Cardenal Miguel Obando Bravo, Arzobispo Emérito de Managua, aclaró que el aborto directo bajo cualquier motivo -incluyendo el "terapéutico" - es "moralmente un crimen".

Refiriéndose a la ley que prohibió el aborto terapéutico en el país, el Purpurado recordó que ésta contempla "que cualquier tipo de aborto es penalizado, bajo ninguna circunstancia es permitido el aborto. La nueva ley refleja la enseñanza de la Iglesia de defender la vida desde el momento de la concepción hasta la muerte natural".

"Con relación al peligro de la existencia de la madre o de gravísimas implicaciones permanentes, la doctrina moral católica recuerda que no se puede eliminar nunca directamente una vida, sea la del hijo o de la madre, incluso para salvar otra vida porque ningún fin bueno puede justificar el homicidio de una persona inocente. Por tanto, el aborto directo aunque sea “terapéutico” es moralmente un crimen", insistió.

El Cardenal Obando recordó que "en muchas ocasiones la opción del aborto tiene para la madre un carácter dramático y doloroso", precisó que las razones "aún siendo graves y dramáticas, jamás pueden justificar la eliminación deliberada de un ser humano inocente".

"La legalización del aborto no hace más que alimentar esa mentalidad abortista. En los países donde se ha legalizado el aborto, se ha constatado que la ley no ha eliminado los abortos clandestinos, finalidad que alegan siempre los impulsores de su legalización; mas bien la ley abortista ha aumentado los abortos ilegales", agregó.

Asimismo, señaló que quien considera "los descubrimientos de la ciencia moderna, quien cree en la dignidad humana y reconoce la importancia de la vida debe rechazar dar muerte a una vida humana todavía no nacida y combatir contra del aborto en nuestra sociedad. Una sociedad que no esta preparada para defender el inicio de la vida se destruye a si misma. Si no se defiende la vida desde su inicio, no se defenderá en su desarrollo. Cuál será pregunto el siguiente paso, ¿el infanticidio?, ¿la eutanasia?"

"Un pueblo que mata a sus hijos al amparo de leyes inicuas pone en tela de juicio su futuro y las mismas bases de su convivencia en justicia y libertad", añadió.

EStudio sin precedentes muestra efectos psicológicos dañinos del aborti

El aborto destruye la salud psicológica de las adolescentes. Un reciente estudio hecho sobre una amplia muestra poblacional acaba de presentar estadísticas dramáticas a este respecto. Son tan gráficas que incluso los pro vida podrían tener algún escepticismo inicial frente a ellas. No obstante, en favor de la objetividad, habría que señalar que el Prof. David Fergusson, autor de esta investigación, se ha declarado siempre a favor del aborto.

Fergusson, miembro de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de Christchurch, Nueva Zelanda, es uno de los más importantes investigadores a nivel mundial del fenómeno del aborto y sus consecuencias psicológicas. En este estudio de rigurosidad y magnitud sin precedentes, Fergusson investigó por 25 años de un grupo de 630 mujeres. A cada una de ellas les hizo un seguimiento desde su nacimiento y observó los desórdenes en su salud mental relacionándolos con el aborto y el embarazo.
En sus declaraciones para la cadena radial ABC de Australia, Fergusson afirmó los resultados de su investigación apunta a que el aborto es la causa de múltiples problemas de salud mental en la mujer, y no al revés que los problemas la llevan a una mujer al aborto. Además agregó que otros condicionantes en la situación previa de la mujer no cambian significativamente esta conclusión.

“Estamos muy sorprendidos con los resultados”, dijo. “Esperábamos ciertamente que las jóvenes que tuvieran abortos fueran las que tuvieran una tasa más alta de problemas de salud mental, pero eso se debía a que nosotros pensábamos que diversos factores predisponían a la mujer a ambas cosas: a tener un aborto y también a tener problemas de salud mental. Lo que encontramos fue muy distinto. Además, el aborto se ha convertido en el procedimiento quirúrgico más común que las mujeres jóvenes experimentan durante la adolescencia y la adultez temprana”.

Esta evidencia científica cobra particular importancia ahora que gobiernos de muchos países y las activistas feministas postulan que el aborto es un procedimiento necesario para las adolescentes. La propuesta incluso va más allá proponiendo que el aborto para las adolescentes debería ser accesible sin mediar el conocimiento ni el consentimiento de sus padres.

Hallazgos de la investigación

Fergusson y sus dos colaboradores hallaron que las mujeres de 15 a 18 años de edad que no habían quedado embarazadas tenían un 31.2% de probabilidad de sufrir depresión mayor. Las que habían quedado embarazadas y no habían tenido un aborto tenían una probabilidad de 35.7%. Pero aquéllas que habían tenido un aborto tenían una alarmante probabilidad de 78.6%.


Para el caso de ansiedad, las estadísticas fueron muy parecidas: Sin embarazo:37.9%; embarazo y no aborto: 35.7%; aborto: 64.3%.


Y para las ideas de suicidio, terrible señal de padecimiento mental, la figura debería ser suficiente para que cualquier persona preocupada en los adolescentes opine a favor de prohibir el aborto en menores de edad. No embarazo: 23%; embarazo y no aborto:
25%; aborto: 50%.

Estas son estadísticas tremendamente indicativas. Las mujeres que tienen abortos a una edad mayor también tienen un considerable incremento en el riesgo de padecer enfermedad mental, pero en las adolescentes es aún más dramático.

La mujer también es víctima en un aborto

El debate del aborto propalado en los medios de comunicación muchos veces deja de lado un aspecto crucial: la forma cómo el aborto daña a la mujer y el detalle de estos daños. Una sólida defensa del derecho a la vida y a la información hace imprescindible que se informe adecuadamente sobre los nocivos efectos producidos en las mentes de las madres que tiraron sus niños a una cesta de basura. Las consecuencias físicas han sido suficientemente documentadas en un rango que abarca desde la infertilidad hasta el cáncer al seno, pero ¿qué tenemos acerca de las consecuencias psicológicas científicamente documentadas?.

Debido a las modernas técnicas de asepsia, a los potentes antibióticos disponibles, y a tecnología más avanzada, es muy difícil ver por qué una mujer corre riesgos en un aborto. Por supuesto que hubo un tiempo en que tener a un niño era peligroso para la mujer, pero esa situación ya es historia en la medida que existen servicios médicos básicos (donde no los hay, la práctica del aborto también sigue siendo sumamente riesgoso en términos médicos). Sin embargo, los riesgos físicos no son los riesgos a considerar en una mujer que evalúa tener un aborto.

Los partidarios de la despenalización del aborto citan los posibles daños psicológicos que sufren las mujeres que dan a luz un niño no deseado, pero la evidencia científica continua acumulando evidencia científica que prueba lo contrario: el aborto es más nocivo psicológicamente que llevar el embarazo a término y dejar que el niño nazca. Esto sucede porque los argumentos a favor de la despenalización del aborto están construidos sobre bases ideológicas, no sobre la realidad. Lo que nos dice el sentido común – que una madre sufre espiritualmente al terminar con la vida que crece dentro de ella- ha sido confirmado por la evidencia empírica de un estudio seria y objetivamente ejecutado como el presente.

De modo que ¿para quién puede ser bueno el aborto?. No es necesario demostrar que el aborto es muy malo para los niños por nacer. Más bien corresponde preguntarnos, ¿cuán solidarios somos con estos niños? Como dijo Ronald Reagan en 1980, "Dense cuenta que todos los que están a favor del aborto es porque ya han nacido”. Sin embargo, además del evidente atentado contra la vida del niño por nacer, la mujer también se constituye en víctima del aborto.

En este estudio, que podría ser el más grande de su tipo, Fergusson y los científicos de su equipo de investigación examinaron las consecuencias psicológicas del aborto en mujeres neocelandesas de 15 a 25 años de edad. Esto es lo que concluyeron en dicho estudio: “ 41% de las mujeres han quedado embarazadas por lo menos una vez antes de los 25 años, y 14.6% tuvieron un aborto. Aquéllas que tuvieron un aborto elevaron sus tasas de problemas de salud mental subsecuentes incluyendo depresión, ansiedad, comportamientos suicidas y desórdenes relacionados al uso de sustancias adictivas. Esta asociación persistió después del ajuste hecho con otros factores concomitantes”.

En este estudio de investigación, que es quizás la mejor y la más grande que se ha hecho en esta materia, se ha determinado que el aborto desencadena una serie de problemas mentales en las mujeres, especialmente si se trata de jovencitas adolescentes.

Steven W. Mosher

Los investigadores señalaron también que los eventos de depresión, ansiedad y otros efectos nocivos tuvieron lugar después de los abortos. Quedó demostrado que no fue el caso que los casos de depresión, adicción a las drogas u otros factores perturbaran a las mujeres predisponiéndolas a abortar a sus niños; fue más bien que el aborto precedió en el tiempo a estas perturbaciones.

Un aspecto importante de este estudio es el cuidado que se tuvo para evitar las dificultades de estudios previos, algunos de los cuales mostraron una relación entre el aborto y consecuencias psicológicas negativas pero hubo otros tantos que no. Este estudio reciente, hecho sobre una muestra considerable, uso métodos de selección de población femenina, eliminando algunos factores de sesgo, y otras técnicas para proporcionar un análisis más riguroso. El estudio completo aparece en el ultimo número de la Revista de Psicología y Psiquiatría Infantil (Journal of Child Psychology and Psychiatry).

Este estudio confirma lo que muchos ya venían sosteniendo

Este estudio de Fergusson en Nueva Zelanda, sin embargo, no es la única investigación reciente acerca de los efectos psicológicos dañinos del aborto. El Instituto Elliot señalo que en el 2005, “ dos nuevos estudios en los cuales somos co-autores fueron publicados en revistas de medicina y psicología. Sus hallazgos mostraron que las mujeres que abortan son 3 veces más propensas a presentar síntomas de desórdenes de ansiedad generalizada en comparación a mujeres con embarazos no planeados que dieron a luz (Journal of Anxiety Disorders). Además que las mujeres con una historia clínica de aborto inducido son 3 veces más propensas a usar drogas prohibidas durante un embarazo posterior (British Journal of Health Psychology)."

En su informe de Diciembre del 2005, el grupo de estudio del aborto de Dakota del Sur, convocado por el Gobernador Mike Rounds (R.), afirma que "la literatura sobre los efectos psicológicos del aborto inducido en las últimas décadas indica que un mínimo de 10-20% de mujeres experimenta reacciones adversas y prolongadas después de un aborto. Y esto se convierte en que cada año en los Estados Unidos, haya por lo menos 130,000 a 260,000 casos nuevos de problemas de salud mental serios."

"La prensa ha hecho un trabajo realmente consistente en publicar historias de mujeres que han confirmado este estudio con su propia experiencia personal”, declaró Colleen Bayer
de Family Life International-New Zealand. Una de ellas, la de Maria Parsons, fue publicada el 7 de Enero del 2006: "Ella decía que todavía llora todos los días por el niño no nacido para el que consintió su muerte. En una etapa muy vulnerable de su vida, optó negligentemente por el aborto después de un embarazo no deseado dentro de una relación que ya veía terminar. 'He destruido hasta la última parte de mi vida. Por dentro hay una nostalgia por cargar a mi bebé y verlo de 13 años como tendría ahora. Me preguntó como se vería. Puedo visualizar todos esos años en mi mente como en un álbum de fotos´, así declaró María Parsons al Weekend Herald entre sollozos."

Ken Orr, vocero de Right to Life de Nueva Zelanda, quiere que todas las mujeres conozcan este tipo de investigación en vez de que estos datos desaparezcan dentro de una avalancha de publicidad a favor del aborto. "Nuestra organización está haciendo lobby al Comité Supervisor de Abortos con la finalidad de que los resultados de este estudio se ofrezcan a todas las mujeres que estén pensando en un aborto" dijo. "Este Comité fue convocado y debe rendir cuentas a nuestro Parlamento si hubiera un descuido en la aplicación de la leyes sobre el aborto en nuestro país" Este grupo liderado por Orr está actualmente demandando legalmente al gobierno por no cumplir las restricciones legales que tiene el aborto y promoverlo con toda liberalidad.

El aborto mata a un niño y daña a la mujer, eventualmente en su cuerpo y más frecuentemente en su mente. De modo que, ¿para quién puede ser bueno el aborto?

Joseph A. D'Agostino
Vice Presidente de Comunicaciones
Population Research Institute.

domingo, junio 03, 2007

De regreso al mundo de los vivos


Jan Grzebski, sonriente
A Grzebski la "cabeza le da vueltas" en los supermercados, y queda asombrado con los celulares.
Jan Grzebski no reconoce su Polonia natal. La abandonó en plena era comunista, cuando en los almacenes del pueblo de Dzialdowo apenas se encontraba vinagre y mostaza.

Grzebski entró en un coma profundo en 1988, unas semanas después de darse un fuerte golpe en la cabeza mientras hacía su trabajo, en las vías de tren.

En ese estado de inconciencia, los médicos le dieron dos o tres años de vida.

Más tarde le encontraron cáncer en el cerebro, sentenciaron que no viviría, y su esposa resolvió llevárselo a casa.

Este fin de semana, un Grzebski convaleciente declaró a los medios desde su silla de ruedas que se lo debe todo a ella, Gertruda.

Polonia es hoy una economía de mercado y forma parte de la Unión Europea. Y él mueve los dedos de los pies y puede sostener objetos livianos.

Como muerto

"Durante 19 años no se movió, ni dijo nada", explicó Gertruda Grzebska a la agencia de noticias AP. "Intentaba decir cosas, pero no se le entendía. A veces, nosotros pretendíamos entenderle", agregó.

"Era un cadáver viviente", dijo Gertruda, quien se ocupó todo este tiempo de alimentar cuidadosamente con una cuchara a su esposo.

Jan Grzebski, junto a su esposa Gertruda Grzebska
Grzebski agradeció públicamente a su esposa por los cuidados de todos estos años.

Además, lo movía a cada hora suavemente, para prevenirle escaras.

Gertruda confesó que muchas noches lloraba mordiendo la almohada, para que no la escucharan.

Es que los conocidos a veces le preguntaban: "¿Cuándo se va a morir?".

"Yo estaba convencida de que Janek se iba a recuperar", dijo utilizando el apelativo familiar de su esposo.

"Montaba en cólera cada vez que alguien decía que la gente como él debe ser 'eutanasiada' para que no sufra", relata.

Afirmó que su marido encuentra el mundo "más bello ahora".

La vida en colores

"No podía hablar ni hacer nada. Ahora es mucho mejor", dijo por su parte Grzebski. "Me levanto a las 7 de la mañana y miro televisión", afirmó sonriendo.

Está muy interesado en la política actual de su país.

"Tomamos el desayuno y el café juntos", acotó su esposa, quien sostiene que durante los paseos en silla de ruedas Grzebski queda "fascinado con las calles coloridas, los productos que hay a la venta".

Estoy seguro que sin la dedicación de su esposa, el paciente no estaría hoy con nosotros en la buena forma en que se encuentra
Wojciech Pstragowski

Probablemente una de las mejores sorpresas de la "vida en el futuro" sea el haber conocido a sus 11 nietos.

Grzebski dejó este mundo con cuatro hijos, pero no sabía que era abuelo.

En su estado de coma, sin embargo, percibió algunos acontecimientos familiares, y los médicos registraron manifestaciones somáticas de que "se enteraba".

"Recuerda la boda de nuestros hijos", dijo su esposa. "Tuvo fiebre en esos días, porque sabía que algo grande sucedía", agregó.

Hora de despertar

El pasado octubre Grzebski enfermó de neumonía y regresó al hospital. Allí, los esfuerzos de los médicos se vieron recompensados con los primeros síntomas de una mejoría.

"Empezó a moverse y su habla se hizo más clara, aunque sólo yo podía entenderlo", dijo su esposa.

Una rehabilitación intensiva trajo más mejorías.

Wojciech Pstragowski, especialista en rehabilitación, dijo: "Estoy seguro que sin la dedicación de su esposa, el paciente no estaría hoy con nosotros en la buena forma en que se encuentra".

Gertruda dijo con lágrimas en los ojos a los medios locales que lo cree todo una gran recompensa por sus "cuidados, fe y amor".

Grzebski, en tanto, sigue asombrado de ver a la gente hablando por teléfono celular en la calle.


Adopcion Espiritual